pues el ser humano bienaventurado desea descubrir la voluntad divina para llevarla a efecto. La comparación del ser humano y el árbol frondoso en común en el Antiguo Testamento (véase Sal 92:12–15; Jer 11:19; 17:8; Ez 17:5–10, 22–24; 19:10), y también se repite en el Oriente Medio (p.ej., en la literatura egipcia y en Qumrán). Por lo común de las palmeras en la región, algunos estudiosos las identifican con el «árbol» del salmo (Sal 92:12). El uso de la palabra hebrea traducida como «plantado», puede
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